La billetera cripto Lemon Cash lanzó Lemon Nation, una de las colecciones de NFT más grandes del mundo.
Cada uno de los usuarios va a poder desbloquear su propio Lemmy NFT, un avatar único. Con más de un millón de usuarios, Lemon se prepara para alojar una de las colecciones de NFT (token no fungible) más grandes del mundo.
Lemon se mete a pleno en el metaverso y en este primer lanzamiento recibirán su NFT los usuarios que más usaron la Lemon Card en los últimos 20 días. El martes se anunció oficialmente el proyecto en un stream de YouTube complementado por un Live de Instagram con referentes de la industria.
El 8 de agosto, el lanzamiento estará disponible para el público general.
Los NFT son bienes digitales únicos e irrepetibles. Estos tokens pueden representar una imagen, video o cualquier unidad de información, por lo que tienen valor como arte y también por lo que simbolizan. Al igual que las criptomonedas, están alojados en la blockchain.
“Este es el próximo paso que vamos a dar desde Lemon para impulsar un futuro más descentralizado”, explica Marcelo Cavazzoli, CEO de Lemon y agrega: “Esperamos, con este lanzamiento, despertar la curiosidad y el interés de millones de personas para que se sumen al futuro de Internet».
Lemon Nation es una iniciativa que busca convertir a cada usuario de Lemon en propietario de un NFT. Hasta hoy tenían junto a su $lemontag un avatar estándar. Ahora podrán acuñar su NFT para revelar su Lemmy, el cual los representará en la Web 3 y en el metaverso.
Cada Lemmy NFT será único, creado de forma aleatoria con más de 100 millones de combinaciones posibles. Hay Lemmys de todo tipo, cada uno con características especiales. Alcanza con solo tener cuenta en Lemon para acceder gratuitamente a uno.
Para tomar dimensión de esta iniciativa, el marketplace de NFT más importante a nivel global OpenSea, cuenta con 500.000 usuarios únicos por mes; en paralelo, Lemon Nation conectará a más de un millón de personas con la blockchain de Polygon.
El tsunami de NFT no se detiene con los Lemmys. También llegaron los Lemon Drops, distintos NFTs coleccionables. Por ejemplo, las primeras personas en comprar un token recibirán un Drop, al igual que aquellas que usaron la Lemon Card para pagar sus entradas e ir a ver a sus artistas favoritos.
Los Lemon Drops son una manera de conectar a la comunidad desde el mundo físico con el virtual. Se trata de premios para resguardar un hito o recuerdo especial en forma de NFT en la blockchain.
Gracias a la blockchain, Internet evolucionó hacia la Web3 y allí la comunidad es muy importante. Por eso todos podrán mostrar sus NFTs a través de un perfil web público en Lemon.me. Cualquier persona va a poder entrar a lemon.me/$lemontag y ver su Lemmy NFT y sus colecciones como la de sus amigos. Además, van a poder personalizar su biografía y sumar sus perfiles de Instagram y Twitter para compartirlos con todo el mundo. Próximamente también se podrá enviar, recibir e intercambiar NFT.
Lemon trae todas estas novedades y ya prepara nuevas sorpresas para que cada vez más personas sean parte del futuro.
¿Qué son los Non-Fungible Tokens (NFT)?
Por Jazmín Nogaró
Desde arte y música hasta memes y tweets, estos activos digitales se venden por hasta US$ 69 millones cada uno y llevan el nombre de “NFT” o Tokens No Fungibles.
Los NFT son un fenómeno nuevo y fascinante: son activos digitales únicos que se compran y venden en línea utilizando criptomonedas.
¿Token fungible? ¿No fungible?
Antes de explicar qué son los tokens no fungibles, es importante aclarar la diferencia entre un token fungible y uno no fungible:
Los artículos fungibles se pueden intercambiar entre sí con facilidad porque su valor no está ligado a él en particular. Por ejemplo, uno puede cambiar un billete de $100 por otro billete de $100 y aún tener $100, sin importar que éste último tenga un número de serie diferente.
Por otro lado, los artículos no fungibles no son intercambiables. Con los NFT, cada token tiene propiedades únicas y no vale la misma cantidad que otros tokens similares.
¿Qué es un NFT?
Non-Fungible Token, o NFT, significa token no fungible, es decir que es un identificador único que puede demostrar y asignar criptográficamente la propiedad de bienes digitales. Representan los derechos digitales de activos como un audio, un video, una foto, y más.
Los NFTs pueden considerarse coleccionables modernos ya que se compran y venden en línea y representan una prueba digital de propiedad de cualquier artículo. Se registran de forma segura en una blockchain, la misma tecnología detrás de las criptomonedas, garantizando que el activo sea único y dificultando la alteración o la falsificación de estos.
Es importan aclarar que, aunque utilizan la misma tecnología blockchain que impulsa las criptomonedas, no son una criptomoneda. Un NFT permite al comprador poseer el artículo original a través de una autenticación incorporada: la prueba de propiedad para el comprador.
Si todavía estás confundido acerca de el por qué de su popularidad, te ponemos este ejemplo: hay miles y miles de copias en circulación de las piezas de arte de Van Gogh, pero solo hay un original, por lo que es entendible por qué un usuario quiera ser dueño de ese original y nadie más. De ahí viene el atractivo de un NFT: su tecnología ayuda a asignar la propiedad de la pieza original al comprador.
NFT vs. Criptomonedas
Si bien un NFT se construye con la misma tecnología que las criptomonedas, como Bitcoin o Ethereum, nos referimos a dos conceptos diferentes. Las criptomonedas se pueden intercambiar entre sí y tienen el mismo valor, es decir, podemos intercambiar un BTC por otro BTC y su valor va a seguir siendo el mismo, independientemente de sus fluctuaciones de precio con respecto a otras monedas similares. Esto no sucede con los NFT: nada más una persona tiene una firma digital, que se crea mediante un tipo de codificación y garantiza su unicidad.
¿Cómo funciona un NFT?
Como vimos antes, los NFT existen en una blockchain, un libro mayor público distribuido que registra todas las transacciones de una criptomoneda. La mayoría de los NFT se mantienen en la blockchain Ethereum, aunque otras también los admiten como Solana.
Un NFT se acuña a partir de objetos digitales que representan elementos tangibles e intangibles que incluyen: arte, GIF, videos, coleccionables, avatares virtuales, zapatillas de diseñador, música, memes, tarjetas coleccionables, nombres de dominio, etc.
¡Hasta los tweets cuentan! El cofundador de Twitter, Jack Dorsey, vendió su primer tweet como NFT por más de US$ 2,9 millones y donó las ganancias al fondo África Response de Give Directly para el alivio de Covid-19.
Los NFT son como artículos de colección digitales. En lugar de conseguir una pintura al óleo real para colgar en la pared como un coleccionista haría, el comprador obtiene un archivo digital con sus respectivos derechos de propiedad exclusivos. Los datos únicos de los NFTs facilitan la verificación de su propiedad y la transferencia de tokens entre propietarios, que también pueden almacenar información específica dentro de ellos. Por ejemplo, los artistas pueden firmar su obra de arte al incluir su firma en los metadatos de un NFT.
¿Quién crea los NFT?
Cualquiera puede crear un NFT. Todo lo que se necesita es una billetera digital, una pequeña compra de Ethereum, u otra crypto, y una conexión a un mercado NFT en donde puedas cargar y convertir el contenido en un NFT o en arte criptográfico.
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¿Qué es la Web 3?
Por Santiago Di Paolo
Se le llama Web 3 a la transición que está experimentando internet para lograr una mayor descentralización y darle más poder al usuario final.
El término fue usado por primera vez en el 2014, por Gavin Wood, el cofundador de Ethereum, al hacer referencia a un internet más democrático, donde el control no estuviera concentrado en unas pocas instituciones sino que repartido entre todos los participantes de la red.
En Web 3 los usuarios no solo crean contenido sino que son únicos dueños de este y de su información personal. Veamos de qué se trata Web 3 y cómo se diferencia de la web actual.
Primero, un poquito de historia…
Las primeras redes de internet se remontan a 1969, cuando se estableció la primera red de computadoras entre 3 universidades de California llamada ARPANET. Sin embargo, se considera que internet como tal apareció en 1983, cuando se estableció el protocolo TCP/IP que permitía a computadoras de diferentes redes comunicarse entre sí.
Este hito marcó el inicio de una fase que ahora se conoce como Web 1. Ahí, había pocos creadores de contenido y la gran mayoría de los usuarios eran simplemente lectores. Las páginas eran estáticas, no había demasiada interacción entre los consumidores y la web. Las páginas más comunes eran las personales o de empresas. El foco estaba puesto en el mundo físico y se usaba internet para tener mayor exposición.
El traspaso a la Web 2 no se dio por un gran salto tecnológico, sino por las nuevas aplicaciones y el nuevo uso que le dio a internet. Web 2 se destaca por un concepto que se popularizó mucho en estos últimos años, el user generated content o contenido generado por el usuario. En esta etapa, que se estima empezó a mitad de la década del 2000, el usuario pasó a tener un rol más activo.
Se facilitaron las interacciones entre usuarios con la aparición de redes sociales que le permitían a cualquiera generar y mostrar contenido propio. Las personas pasaron de ser usuarios de aplicaciones a participantes. Un ejemplo que tuvo un gran impacto en la Web 2 es la aparición de YouTube en el 2005.
Pero, ¿cuáles son los problemas de la Web 2?
- Propiedad del contenido: Las redes sociales y las plataformas de contenido digital son una gran herramienta para cualquier persona que busque exposición. Sin embargo, utilizarlas implica ceder la propiedad de nuestro contenido. Por ejemplo, cuando subimos un video a YouTube, este pasa a ser propiedad de la empresa. En 2020, YouTube cambió sus Términos y Condiciones para poder monetizar todo el contenido de su plataforma, sin necesidad de la aprobación de los creadores. Es decir que ganan plata con el contenido de sus usuarios y, si tienen suerte, comparten parte de esta ganancia con algunos de ellos.
- Privacidad e información personal: Con la gran popularización del internet en las últimas dos décadas, surgió un nuevo modelo de negocio para las grandes empresas de la industria. Los gigantes como Facebook, Google o Twitter se dieron cuenta que podían ofrecer productos gratuitos a cambio de recolectar información sobre sus usuarios. Esa información la utilizan para ofrecer a otras empresas publicidad dirigida específicamente a sus usuarios de interés. De ahí viene la frase “si es gratis, vos sos el producto”.
- Censura: Las plataformas de contenido, aparte de ser dueñas del contenido de sus usuarios, pueden decidir unilateralmente censurar cualquier posteo, video, articulo o tweet. Esto puede ser útil para evitar la propagación de contenido ofensivo o publicidades engañosas. Sin embargo, al ser una sola entidad la que decide qué es apropiado y qué no, pueden caer en subjetividades y censurar contenido que no se alinee con sus pensamientos políticos o sociales.
¿Cómo puede Web 3 solucionar estos problemas?
La Web 3 está compuesta por aplicaciones descentralizadas (dApps) basadas en la tecnología blockchain. Estas dApps se destacan por dejar a sus usuarios interactuar entre sí, sin necesidad de pasar por un intermediario. La Web 3 busca hacer que internet sea más transparente, abierto y descentralizado.
Un ejemplo de un proyecto que representa los valores de Web 3 es Lens Protocol. Esta es una red social descentralizada basada en NFT. En Lens, tanto los perfiles como el contenido se guardan en la wallet del creador en forma de NFTs. Esto significa que podemos exponer nuestro contenido sin perder la propiedad sobre este.
Al guardar la información en la blockchain, las plataformas Web 3 están abiertas a cualquier persona con una wallet y acceso a internet. No existe ninguna entidad que pueda prohibir el ingreso de usuarios ni censurar su contenido.
¿Cómo ponemos Web 3 al alcance de todos?
Aunque los protocolos Web 3 puedan ser usados por todos, como sucedió con Web 1, Web 2 y cualquier otra nueva tecnología, la transición va a ser lenta y gradual. Uno de los objetivos de Web 3 es poner el poder del lado del usuario y no de la plataforma que utilizan. Sin embargo, este cambio implica darle al usuario más responsabilidades. En muchos casos, el riesgo de hacer esto supera a los beneficios. Es por eso que la transición hacia Web 3 no va a pasar de un día para el otro.
Como estamos viendo actualmente, primero se van a popularizar herramientas que integren Web 2 con Web 3. Estas nos van a permitir aprovechar muchas de las ventajas de este nuevo internet sin tener conocimientos avanzados sobre blockchain, wallets o criptografía. Aunque no hereden todas las ventajas de la descentralización, van a jugar un rol clave para familiarizarnos con estos nuevos conceptos. LINK